Contamos con un excelente cuerpo de auditores, ingenieros y abogados, con el cual realizamos una fructífera labor, no obstante las limitaciones legales y presupuestarias; sin embargo, este organismo ha obtenido en los últimos anos grandes logros y esta administración está ejecutando, y tiene en carpeta, una serie de programas que demuestran el esfuerzo que hacemos para que las entidades que fiscalizamos actúen dentro de la ley y cometan la menor cantidad de errores posibles en sus informes y sobre todo, prevenir las acciones de corrupción.
Es nuestro deber procurar que quienes manejan y administran fondos públicos, actúen en consonancia con la ley y fomentar en ellos la cultura de la transparencia y rendición de cuentas, así como presentarles un diagnóstico de debilidades y malas prácticas en que incurre, con miras a lograr de ellos el uso ético, eficiente, y correcto, de los recursos que el Estado pone a su disposición, para que los ciudadanos puedan ver y evaluar cómo se utiliza el dinero que aportan mediante el pago delos impuestos.
Conforme a las informaciones de organismos internacionales, la corrupción es una pandemia que se lleva el 7% del PIB mundial, por lo que urge, con el concurso y colaboración de otros organismos de control del Estado, la búsqueda de mecanismos tendentes a prevención y el combate de la misma.
Por las razones expuestas, es necesario que, con el apoyo y colaboración de nuestros legisladores, cambiemos algunas leyes, lo cual nos permitirá tener mayor control y la facultad de ejercer las acciones de recuperación y resarcimiento del año que causan quienes administran mal los recursos públicos.
Es necesario que adoptemos como norma tres pilares indispensables de una verdadera democracia; el primero de ellos, la supremacía de la Constitución y las leyes; el segundo, la transparencia y el tercero, crear una cultura de rendición de cuentas.
Necesitamos transparencia en el gasto público para fortalecer la confianza de los ciudadanos, para ello estamos dispuestos, a poner a disposición de nuestros auditados todos nuestros conocimientos, recursos humanos y tecnológicos, para que puedan cumplir de manera oportuna y eficiente con sus obligaciones legales y constitucionales, evitándoles así sanciones por su incumplimiento.
Transparencia y rendición de cuentas son dos palabras simples, pero determinantes para el verdadero fortalecimiento de una democracia.
Antes de concluir, quiero citar dos reflexiones, una del expresidente Barak Obama, que dice: “Una democracia requiere de la responsabilidad de sus gobernantes, la rendición de cuentas y la transparencia en el manejo de sus recursos.” Y la otra es del editorial del semanario Camino del domingo 14 de mayo, el cual dice lo siguiente: “Es hora de sentar un precedente que sirva de muro de contención contra aquellos que no han entendido que desempeñar una función pública tiene que ser la gran oportunidad para servir a la patria y no para servirse de ella.”